Educación
del consumidor
En nuestro país tres de cada diez
estudiantes están en situación de riesgo debido a una alimentación incorrecta y
creemos que la escuela es uno de los lugares más adecuados para comenzar a solucionar
el problema.
El docente,
con la ayuda de los padres, debe fomentar la reflexión sobre esta situación y
ofrecerles a los niños y a las niñas la mayor cantidad de información posible
para que aprendan a seleccionar los alimentos que consumen y practiquen hábitos
alimenticios que promocionen una vida saludable.
Vivimos en una
sociedad de consumo que marca, de alguna forma, nuestro estilo de vida. Todo
aquello que consumimos construye la identidad de lo que somos. ¡Somos lo que
compramos y cómo lo compramos! Existen una gran cantidad de productos a nuestro
alcance para satisfacer nuestras necesidades.
Un consumidor responsable será capaz de filtrar los mensajes de las
publicidades, la influencia de la industria y el modo en que todo ello influye
en nuestras vidas. Todo ciudadano
necesita información, educación y concienciación como consumidores.
La educación
para el consumo es uno de los ejes transversales obligatorios que los centros
educativos de nuestro país deben trabajar, de forma complementaria, en las
diferentes áreas curriculares.
Tiene como propósito la adquisición de algunas de las competencias básicas en
el ámbito alimenticio.
·
Fomentar
una actitud crítica hacia consumo.
·
Aprender
a planificar el uso eficaz del dinero.
·
Conocer
sus derechos y deberes como consumidores.
La educación
del consumidor es uno de los objetivos declarados por la Unión Europea para que
la evolución del espacio común se desarrolle en un área económica sostenible y próspera.
Esta educación se integra en el currículum con carácter transversal, para que
los niños y niñas frente a una necesidad o deseo, puedan decidir qué consumir,
cómo y porqué.
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